El Wing Chun está basado en la defensa agresiva. Esto es la contestación a la violación de la distancia de seguridad por parte de un agresor con un ataque. Los movimientos muy directos, sin adornos y con principios como “La solución universal” permiten al alumno defender un amplio abanico de ataques en un corto espacio de tiempo de aprendizaje.
Lo primero que se aprende es a dar una respuesta funcional a cualquier tipo de agresión, tratando de eliminar las reacciones causadas por el miedo. Después se van ampliando la gama de defensa y ataques, haciendo más interno el sistema.
En el Chi Sao (manos pegajosas) se entrenan las sensaciones y las reacciones de un modo suave, es considerado por la mayoría de los maestros como el principal ejercicio del Wing Chun. Es un entrenamiento de los reflejos y sensibilidad táctil para aprender a detectar, dirigir y utilizar la fuerza del oponente.
El Wing Chun puede ser practicado por personas de cualquier sexo y edad, la única limitación es querer aprender a defenderse.
Los maestros transmiten diferentes conocimientos a los de las clases normales. Si quieres conocer más sobre el Wing Chun no dudes en apuntarte.
“La derrota no es una derrota al menos que sea aceptada como una realidad en tu propia mente.”
Bruce Lee
Es evidente que la práctica del Wing Chun fomenta cualidades y aptitudes físicas básicas, como la fuerza, la velocidad, la resistencia, la elasticidad, los reflejos, la agilidad, etc; al igual (aunque no de la misma forma) que cualquier deporte debería hacer. En este aspecto, es un entrenamiento más bien generalista, se trata de que el practicante de cualquier edad obtenga una forma física adecuada sin incidir fuertemente en ningún aspecto. El trabajo que se desarrolla se empleará fundamentalmente para que este logre un mejor desarrollo y coordinación motriz de manos y piernas, equilibrio, destreza de movimientos, dominio del espacio, concentración, técnica básica de golpeo, posicionamiento y desplazamientos.
Pero además de todo lo relacionado con la educación física, la práctica del Wing Chun les va a ayudar a controlar el estrés, canalizar su agresividad, y aumentar la autoestima.
Como cualquier arte marcial, el Wing Chun tiene unas normas de educación que se le inculcan al practicante para dentro y fuera de la clase que inciden en el aspecto psicológico: el saludo, la etiqueta, el respeto y consideración al que enseña, saber valorar lo que se enseña, respetar a los compañeros y ayudar y educar a los de grado menor que tú (aquellos que tienen menos conocimientos) tal y como a ti te ayudaron o adquirir capacidad para controlar el carácter. Y es que aunque el Wing Chun no sea un “deporte” de equipo pues la práctica de esta disciplina es una constante competencia con uno mismo y una lucha por superar las propias limitaciones, ya que los objetivos y logros son personales; la relación con el resto de compañeros es muy rica y no tan competitiva como en otras actividades, sino que adquiere un aspecto mucho más formativo, “el compañero me ayuda en mi superación en el entrenamiento y yo le ayudo a él”.
Del mismo modo el practicante tomará conciencia de lo que supone golpear, aprenderá técnicas de combate y adquirirá poder físico pero de forma que incluso sin ayuda del maestro, se dará cuenta de la necesidad de evitar el uso de la violencia y la sabrá emplear y controlar para reducir el daño.
Sifu José C.Casimiro