Ni lo tuyo es mejor ni lo mío es menos bueno.

Ni lo tuyo es mejor ni lo mío es menos bueno.

De un tiempo a esta parte estoy viendo, de nuevo, una revuelta en las redes tan de moda y un nuevo tema para discutir y debatir.

Comencé mi vida marcial practicando judo (año 74), hace ya cincuenta años, quizás alguno todavía no había dado sus primeros pasos y otros quizás ya corrían.
Lo que si hay una cosa segura es que, hace muchos años ya existían las artes marciales, los deportes y otros.

En aquellas y en mi ciudad, solo existía el Judo, Karate, Tai Chi y Boxeo. Poco a poco se fueron espabilando y dieron paso al Choy Lee Fut, Taekwondo, Wing Chun Kung fu, Chi Kung etc. corrían los años 80 y así fueron creciendo hasta nuestros días.

De unos años a otros, los practicantes de distintos estilos o deportes, nos encontrábamos en el Castillo de San Fernando y en otros sitios para compartir técnicas y experiencias aprendidas y que, de otra forma, no podríamos aprender por cuestiones de tiempo, dinero y distancia. Les hablo de principios de los 80 todavía.

Todos los presentes coincidíamos en una misma cosa. Escuchar hablar lo que nuestros maestros decían y contaban de sus experiencias marciales o deportivas, cuando regresaban de viajes y torneos fuera de la ciudad.

Lo mejor de todo, era el respeto que existía los unos por los otros.
Recuerdo ver a compañeros y amigos entrenar e intercambiando técnicas de karate, katas y otras maravillas, por mis técnicas de judo y movimientos de inmovilizaciones que, por aquel entonces, no hubieran aprendido si no asistías a una clase con algún profesor, pues internet aún quedaba lejos.

Pero también disfrutábamos viendo la majestuosidad de los movimientos del Tai Chi, cuando entre ellos practicaban Tuishou o cualquiera de las formas suaves a la vista; tanto a mano vacía como con armas.
Movimientos suaves, relajados, naturales, fluidos, armoniosos; pero a su vez complicados de realizar, sobre todo cuando tenías que: enderezada la espalda, la cabeza erguida, los hombros colgados, el peso correctamente distribuido, el pecho hacia atrás y mantener la armonía en el interior y exterior haciendo el mejor yin yang en estos ejercicios o formas. ¡qué elegancia, qué majestuosidad!

De hecho, nos íbamos a casa satisfechos por los entrenos efectuados, las cosas que habíamos aprendido y sobre todo al final de cada uno, cuando entrenábamos y veíamos a los más mayores hacer las formas de Tai Chi o Chi Kung: era realmente bello.

Lejos de insultar lo que veíamos allí aquellas tardes o de menospreciar lo que hacían unos y otros, solo hacíamos amigos. Amigos que después, con el paso de los años, aún perduran y, algunos de ellos, todavía practican sus artes. Artes marciales que llevan en algunos de nosotros más de la mitad de nuestras vidas; una vida entera para otros.

Hoy en día no sucede esto. Hoy en día, lo que practica el señor de enfrente es una mierda y no vale para nada: solo son cuentos chinos.

¡A ver señores! Las artes marciales existen desde antes de los deportes con reglas, desde antes de que todos nosotros existiéramos y desde mucho antes ya había culturas que practicaban distintas formas y artes.

La palabra “Arte” viene del conocimiento del cuerpo humano. Conocer tu propio cuerpo y saber cómo funciona. Una vez que sabemos movernos de una manera armoniosa, conectar correctamente nuestro cuerpo y aprender a “manejarlo” ya podemos dar el siguiente paso y añadir los que sería el aspecto “Marcial”.
Marcial proviene de Marte, el dios de la guerra romano.
Antiguamente las artes marciales orientales, en algunos casos, se practicaban en círculos cerrados o eran distintivas de un pequeño grupo de escogidos relacionados con las milicias y la nobleza, como era el caso de los guerreros samurái, y su contenido iba más allá de lo que constituía el entrenamiento de las tropas.

En la antigüedad las artes (Wu) militares (Yi) o más conocido como Wu-Yi, han dado paso al moderno Wu-Shu o artes marciales.

El significado más estricto de artes militares, por extensión se aplicaría a todo tipo de estilos o artes de lucha cuerpo a cuerpo y el uso de armas tradicionales.

Estas tradiciones y prácticas han pasado de generación en generación trasmitiendo técnicas y formas para defendernos de manera concreta.

Hoy en día es difícil encontrar estilos que usen armas de fuego en sus prácticas u otro tipo de armamento. La diferencia entre unas artes y otras son: las formas, técnicas, tácticas y la manera de organizar las propias enseñanzas de una manera coherente y sencilla.

Se hace mucho hincapié en la filosofía de vida, códigos de conducta, métodos de enseñanza probados ya desde antaño.

Hoy en día practicamos artes marciales por distintas razones: combatir el estrés, obtener bienestar, protección personal, disciplina tanto mental como personal, autoconfianza, seguridad, carácter, superación, o incluso otros, sin un porqué más allá del puro ejercicio.

La historia es que, de un tiempo a esta parte, todo lo que hace mi vecino esta mal o es una mierda, como ya dije más arriba. Esto es lo que siempre traen las redes sociales: fomentar el odio por el prójimo en vez de aprovechar y ver la belleza de lo que tienen otras artes que nosotros no practicamos.

Hoy en día, si no te pegas con unos y otros o si no está probado tu estilo, es una mierda, ¿en serio? Qué daño ha hecho internet en este campo, los UFC y otros.

¿Alguno de ustedes han pensado que los Fórmula 1 que tanto corren no sirven para recorrer la mayoría de las calles de su ciudad o las principales carreteras nacionales? ¿Han caído que los jugadores de futbol no van por ahí pensando que si tuviesen una pelota en los pies regatearían a todo el que se pusiera delante de ellos? ¿Han pensado que un boxeador que se precie no va por ahí pegando a todo el que se pone por delante por pensar distinto a él?  ¿Han pensado que la gente normal, no va por ahí comparando sus trabajos, ni lo que hacen, con otros …?

Pues si no es así, ¿por qué seguimos pensando que lo que practican otros estilos no sirven para nada, acaso han probado esto o aquello que tanto critican?

Quizás haya un tiempo para todo, un arte para cada individuo, un zapato para cada pie. Y, lo que me guste a mi, no tiene porque gustar al lector o al señor de enfrente. Lo que me gusta a mi, no es mejor ni peor, simplemente es lo que me llena y me hace feliz en este momento. Quizás en futuro me guste también otras cosas, o sea mi cuerpo el que me haga escoger otros estilos que vayan más acorde con mi situación, edad, estado o circunstancia es ese momento.

Ya les digo que, en ningún momento, pensaré si lo que estoy practicando ahora, servirá para hacer daño, matar o causar algún mal a un semejante. Lo que hago, lo que practico y lo que soy, es lo que me gusta. No pienso si podría vencer a unos y otros, sencillamente sigo practicando después de cincuenta años haciéndolo para satisfacción personal.

A día de hoy sigo siendo un aprendiz de artes marciales y cada vez estoy más convencido del camino que aún queda por recorrer. Pero ya no me apetece pegarme con nadie, solo me apetece aprender y disfrutar del camino. Así que, seguiré practicando lo que hago, entre otras cosas: Wing Chun.

Dominar el Wing Chun es conocerse a si mismo sin miedos ni inseguridades. Conocer tu propio Wing Chun, es conocer su propio cuerpo y ser capaz de llevarlo a cualquier estado sin necesidad de ver lo que hacemos… solo sentir lo que te puede dar y ser capaz de adaptarlo a nuestra necesidad.

Cuando terminamos de hacer una técnica o una secuencia bien hecha, solo podremos pensar: ¡guau! qué pasada de viaje: lo más parecido a un orgasmo.

Y mañana, seguiré practicando mi estilo que tanto me gusta y, además: Chi Kung, Tai Chi, Weng Chun, Grulla Blanca, Kyusho o cualquiera que me llene en ese momento. Porque tenemos que conocer nuestro cuerpo por fuera y por dentro. Lo que hay dentro de nuestro cuerpo, también forma parte de nosotros y mañana lo agradecerán.

Estilos rígidos, suaves, internos o no: todos tienen cabida en mi condición como artista marcial.

Mientras usted practica lo que más le gusta, deje que los demás disfruten con sus creencias y sus entrenos. Más no es mejor: más es más, solo eso.

Ni lo tuyo es mejor ni lo mío es menos bueno.

Sifu José C. Casimiro.

1 Comment
  • Manuel Castañeyra
    Posted at 19:05h, 28 septiembre Responder

    Escucharte me hace recordar que aquí, en Fuerteventura en los 90, era cuando estaban en pleno auge las artes marciales y recuerdo esos encuentros entre diferentes maestros de distintos estilos. Era maravilloso. Había respeto y el deseo y las ganas de aprender eran lo único que importaba. Luego llegaron los Gracie jiu jitsu, los UFC, vale tudo y, como bien dices, la sobre información y sobre estimulación de Internet y todo se fue al traste. Yo he practicado Aikido durante 27 años. Al principio era respetado y luego fue vilipendiado porque no servía. Es una especie de Tai Chi, como si el Taichi fuera otra mierda. El tai chi lo practique durante un tiempo y me fascinó, pero no cuajó por motivos ajenos al arte. El caso es que llegó el wing chun a mi vida y fue un flechazo. Pero todas las artes marciales tienen su encanto y son artes de guerra, caminos de perfeccionamiento físico, mental y espiritual. Nunca es problema del arte, sino del artista. Siempre lo he pensado. Dejemos esa obsesión por la efectividad y disfrutemos de lo que hacemos, de lo que nos engrandece y ayuda a convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos. Yo disfruto viendo una exhibición de Aikido, Karate, Shorinji Kempo, Judo, Iaido, Tai Chi, Pakua, kali, etc etc. Todas son maravillosas y, como bien dices, iniciemos el caminos que nos haga vibrar, que sintonice con nosotros y no seamos tan “efectivistas”, tan necios. Sigamos la vía del guerrero y seamos felices.

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